| 30 de julio de 2013 | 2 comentarios |
Acolchare una pared solo para darme en la cabeza y no morir en el intento

Castigo

| 29 de julio de 2013 | 5 comentarios |


Le agarre el cabello a la altura de la nuca y golpee su cara contra la mesa frente a la que estaba sentada.

No pude evitar la sonrisa que curvo mis labios al oír el sin fin de groserías que salían de la boca de Leny, incluso me sorprendía su excesiva imaginación, mientras detallaba lo que me haría en cuanto su nariz dejara de sangrar.

—¿Tienes mierda en el cerebro?—gruño mientras un desagradable “crack” sonaba. La vi apretar la mandíbula al acomodarse la nariz, había sido un golpe perfecto.

—No— fue mi escueta respuesta. Vi un pequeño corte en la ceja izquierda, un hilo de sangre bajaba por su ojo molestándola. Podía saborear la rabia que emanaba de ella.

—Helena, ¡acabas de romperme la puta nariz contra la mesa!—un chispazo de rojo recorrió sus pupilas, emocionándome. ¿Por qué?

Solo me encogí de hombros, terminando de descontrolarla. Arremetió contra mí encajándome un buen puñetazo en la mandíbula, supongo que quería borrar la sonrisa que tenía…

Pero que carajos le pasaba a Helena esta vez, solo había aparecido, después de semanas sin volver a casa, y me había golpeado. Maldita hija de puta, le iba a dejar la cara hecha papilla.
Aproveche el segundo de desorientación que tuvo con el golpe que le di, golpee su estómago con la rodilla y en cuanto se dobló fui a por devolverle el golpe en la nariz, pero la muy zorra ya se lo esperaba (he aquí el problema de pelear contigo misma), antes de poder hacer nada me tacleo, cual jugador de futbol americano, empotrando mi cuerpo contra la pared.
—Vas a… tener… que pagar… el arreglo— logré decir con el poco aire que me dejo en los pulmones.
Sus brillantes ojos rojos me miraron divertida, me tenía el antebrazo derecho contra el cuello, cortándome el aire. Se limpió la sangre que emanaba de su labio, con el pulgar, para luego probarla con la punta de la lengua.
—uu…uu... que… sex… sexy— me burle, ganándome un golpe en las costillas.

En menos de un minuto la tendría inconsciente si continuaba con la presión contra su cuello, la muy idiota no sabía cómo librarse del agarre, tanto tiempo inactiva le estaban pasando la cuenta.

—Esto te sucede por vaga— la regañe, apretando la herida que seguía abierta en su ceja. La nariz parecía sanar normalmente (o sea, ya estaba casi intacto el hueso, al menos no había perdido la capacidad de sanar a la velocidad de la luz)

Intento golpearme nuevamente, pero atrape su muñeca y la lleve contra la pared.

—Esto es muuuy decepcio…— el filo agudo rasgando mi muslo derecho interrumpió mis palabras. Abrí los ojos sorprendida al notar la daga clavada en mi piel. Que listilla, me había despistado con el intento de golpe. Cedi en mi agarre el tiempo suficiente como para que se soltara y lograra golpearme la sien, mandándome al piso.